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Artículos, Salud

Dinámicas incubadas en un año de pandemia que deberían preocupar al movimiento ecologista

Por Marga Mediavilla

ver artículo original en https://www.15-15-15.org/webzine/2021/11/14/dinamicas-incubadas-en-un-ano-de-pandemia-que-deberian-preocupar-al-movimiento-ecologista/

Durante estos meses, el mundo ecologista ha prestado relativamente poca atención al asunto estrella del 2020 y el 2021: la omnipresente pandemia. El mundo del ecologismo y la colapsología (quienes estudiamos el pico del petróleo y el colapso) ha transmitido básicamente la idea de que, pese al monopolio informativo de este tema, el principal problema de humanidad sigue siendo el cambio climático y la crisis ecológica. En el polo opuesto se sitúan los discursos de la corriente que ha sido llamada conspiranoica, que considera que eso que llaman plandemia es el asunto más transcendente que tenemos entre manos y responde a un plan de las élites para establecer un régimen mundial autoritario. 

Durante estos meses, la corriente conspiranoica ha sido asociada a grupos ultraderechistas, movimientos religiosos o espiritualidades New Age, colectivos que el mundo ecologista, mayoritariamente, evita. Además, el discurso conspiranoico se opone al ecologismo porque abundan en él mensajes que transmiten que el cambio climático, igual que la Covid, no es sino una excusa para extender un estado generalizado de miedo que permita someter a la población. Muchos de sus discursos niegan los límites del crecimiento y consideran que la escasez no es real y lo único que hay son intentos de las élites de atemorizar a la población. Esto no ha ayudado a que el mundo ecologista se interese por las críticas al discurso oficial que tienen esos tintes conspiranoicos.

Sin embargo, en los últimos meses han aparecido voces que critican duramente el discurso oficial y que no pueden ser calificadas de poco científicas ni ligadas a movimientos ultras. Las acusaciones que están lanzando estas voces son muy graves y ponen de manifiesto que existen enormes lagunas que deberían ser objeto de un serio debate. 

Por ello me gustaría, en primer lugar, dar algunos datos sobre estos aspectos y, después, argumentar por qué son muy relevantes para quienes nos preocupamos por el colapso ecológico y social.

“No hay tratamiento”

El discurso oficial ha insistido en que no se ha descubierto todavía ningún tratamiento eficaz contra la Covid y la única solución es la vacunación. Esto es especialmente evidente para el tratamiento temprano, cuando los enfermos se encuentran en fase vírica y no están tan graves como para acudir al hospital, ya que la OMS y las autoridades sanitarias de la mayor parte de los países occidentales no recomiendan ningún medicamento en esta etapa (salvo el paracetamol para tratar los síntomas).

Ivermectina
Modelo 3D de la molécula de invermectina B1a. Autor: Ben Mills. Fuente: Wikimedia Commons.

En la primavera de 2020 algunos doctores como Vladimir ZelenkoPeter McCulloughDidier Raoult, Yudelka Merette[1]Héctor Carvalloempezaron a utilizar protocolos de tratamiento temprano[2]basados en medicamentos aprobados para otras patologías desde hace décadas y bien conocidos como la hidroxicloroquina, la ivermectina y algunas vitaminas y minerales, reportando reducciones en las tasas de hospitalizaciones y muertes de hasta un 85%[3]. Sin embargo, la OMSla EMA y la FDA no los autorizaron para el tratamiento de la Covid y, a pesar de los meses transcurridos, siguen argumentando que no hay suficientes evidencias científicas para recomendarlos a pesar de que su seguridad es bien conocida[4] (lo que en la práctica supone restringir su uso salvo en ensayos clínicos o prescripciones off-label que en algunos países, como el nuestro, está sujeta a restricciones importantes).

Centro de tests de antígenos en Warora, Maharashtra, India. Fotografía: Ganesh Dhamodkar. Fuente: Wikimedia Commons.

A estas alturas, ya se cuenta con decenas de ensayos clínicos[5], la mayor parte de ellos favorables a su eficacia[6] y se sabe que países como India, algunos estados de Perú o México los han aplicado a gran escala (según algunos de ellosexitosamente). Además, miles de doctores y científicos de todo el mundo han mostrado su apoyo al tratamiento temprano de la Covid (entre ellos dos premios Nobel[7] y varios con un enorme currículo académico[8]) en foros como el International Ivermectin Day o la International Covid Summit

Resulta difícil creer que tantos y tan relevantes profesionales de la medicina estén apoyando estos tratamientos sin que existan bases reales de su eficacia, especialmente porque es escasísimo el beneficio comercial que podrían obtener de ellos (son medicamentos no sujetos a patente) y porque algunos están arriesgando sus carreras profesionales al hacerlo[9]

Abundan quienes acusan a la OMS, la EMA, la FDA y algunos medios de comunicación[10] de boicotear activamente estos medicamentos argumentando que las razones son sencillas: por un lado, las autorizaciones provisionales de las vacunas habrían quedado sin efecto si se hubiera reconocido oficialmente que hay tratamientos y, por otro, estos medicamentos sin patente son muy poco interesantes para las farmacéuticas. De confirmarse estas acusaciones, nos encontraríamos con una enorme prevaricación de las instituciones médicas nacionales e internacionales. Esto no debería sorprender a quienes conocemos hasta qué punto los intereses del capital se suelen anteponer a la vida de las personas[11], quizá lo único sorprendente de este caso sería la magnitud y el alcance global de esta corrupción.

Los medios de incomunicación de masas

Una de las cosas que más debería preocuparnos de todo lo relativo a los tratamientos tempranos es el hecho de que la controversia sobre algo tan relevante como la cura de la Covid haya ocupado tan escasísimo espacio en los medios de comunicación y los debates políticos (sobre todo en algunos países como España[12], ya que en otros como Reino Unido, México o EE. UU. el debate ha sido mayor[13]). Esto pone en evidencia un fenómeno que se ha hecho habitual durante la pandemia: la demonización del debate y el alineamiento casi perfecto de los medios de comunicación con las posturas oficiales. 

En todo ello han jugado un papel importante la Trusted News Initiative (TNI) y las verificadoras de hechos o fact checkerscomo Newtral o  Maldita quienes ganaron gran credibilidad al inicio de la pandemia en medio de una enorme avalancha de noticias falsas que las hizo posicionarse como marco de referencia de la información veraz. El paso del tiempo está poniendo de manifiesto que desmienten sistemáticamente todo lo que se aleja de las versiones oficiales sobre la Covid (aunque venga de fuentes científicamente sólidas) y neutralizan los debates al ofrecer versiones monolíticas. Además, resulta muy preocupante el hecho de que la ciudadanía no se haya preguntado siquiera quién está financiando esas empresas que se han nombrado a sí mismas jueces de algo tan importante para la democracia como la información. ¿Dónde queda la democracia si no sabemos ni quién controla la información que nos llega? 

El debate sobre los tratamientos de la Covid y las vacunas ha sido relegado a foros de internet y redes sociales y, aunque sujeto a una notable censura[14], está alcanzando proporciones considerables. Pero estos contenidos permanecen en un marginal mundo conspiranoico en el cual se mezclan contenidos de fuentes muy solventes con fantasías y mensajes sensacionalistas que son difíciles de separar.

Los movimientos sociales, el ecologismo y la ciudadanía en general debemos evitar todos esos prejuicios que nos han enseñado que cualquier crítica a las vacunas viene de conspiranoicosmagufos o ultraderechistas. Debemos hacer un esfuerzo por revisar los datos y leer los estudios científicos acudiendo directamente a las fuentes para no caer en las manipulaciones de actores interesados y evitar toda esa desinformación que, desgraciadamente, prolifera por todas partes: tanto en el lado provacunas como en el antivacunas.

La demonización del debate

Ilustración: Square Frog. Fuente: Pixabay.

La pandemia está haciendo parecer normal una tendencia que debería preocuparnos: están aumentando los aspectos de la realidad social en los que se asume que no puede haber debate político porque “es cuestión de Ciencia” y “es preciso ser experto para opinar”.

Hemos aceptado como normal, por ejemplo, que se argumente que “la desinformación puede hacer que la gente no se vacune y se ponga en peligro la vida de miles de personas”. Este argumento lleva implícitos una asunción gratuita y un chantaje inaceptable: da por sentado que las posiciones oficiales, las que se presentan como la verdad de manera previa al debate, representan el consenso científico y saben de antemano qué es lo mejor para conseguir “que la gente no muera”.

Pero… y ¿si las vacunas no protegen de los contagios y la urgencia por vacunar es absurda?, y ¿si fuera verdad que existen medicamentos que podrían haber salvado muchos más millones de vidas que las vacunas? Y ¿si lo que mata no es la duda sino la censura de la ciencia no ligada a intereses comerciales? ¿Cómo podremos saber cuál es la mejor forma de hacer “que la gente no muera” si el debate es considerado peligroso y debemos aceptar la primera idea que nos presentan los “expertos oficiales” sin el más mínimo control democrático?[15]

Reunión del Consejo de Seguridad Nacional español.
Reunión del Consejo de Seguridad Nacional español. Fuente: dsn.gob.es.

El 30 de octubre de 2020 el Consejo de Seguridad Nacional español aprobó el Procedimiento de actuación contra la desinformación que propone varios órganos y autoridades como actores para luchar contra este fenómeno, pero no especifica con qué métodos se distinguirá la información falsa de la verdadera. El Procedimiento cita, por ejemplo, que el mundo académico juega un papel esencial a la hora de no contribuir a la difusión de la desinformación, pero no le da voz alguna a la hora de juzgar si algo es verdadero o falso. Se da por hecho que el poder ejecutivo ya sabe cuál es la información falsa o engañosa sin necesidad de que la academia lo estudie mediante los procedimientos que ésta suele usar para alcanzar consensos científicos, como el sistema de revisión por pares o el debate público en conferencias y congresos. ¿Significa esto que estamos empezando a sustituir el debate científico por nociones de verdad revelada más propias de la época de Fernando el Católico que de sociedades que se dicen laicas y democráticas?

Con la excusa de la urgencia de la pandemia, estamos avanzando hacia una sociedad carente de debate, llena de miedos, prejuicios y comportamientos inquisitoriales, donde la ciencia disidente es silenciada y las redes de comunicación está manipuladas. Todo ello es muy mal camino para enfrentarnos a los inmensos retos políticos que nos va a traer la transición energética y el colapso ecosocial, sobre todo si los queremos transitar con un mínimo de democracia. 

¿Pasaportes para frenar los contagios?

A EU Digital COVID Certificate being scanned before entering a bistro in Parma, Italy. Although the english name "Green pass" is used here, the actual name of the Certificate in Italy is "Certificazione verde COVID-19".
Puesto de control de la Certificazione verde COVID-19 a la entrada de un local en la ciudad italiana de Parma. Fuente: Wikimedia Commons.

Las vacunas se han propuesto durante estos meses como la única solución, tanto individual como colectiva, a la pandemia, pero el que puedan considerarse una solución colectiva se basa en la premisa de que son capaces de reducir significativamente la transmisión del virus. Si esta premisa no se cumple, la vacunación queda como una opción individual sin repercusiones sociales y los llamamientos a la responsabilidad, la urgencia por conseguir inmunidad de grupo y la imposición de pases Covid para acceder a espacios públicos son completamente absurdos.

En las últimas semanas han salido a la luz varios datos que confirman que las vacunas contra la Covid no ofrecen en estos momentos prácticamente ninguna protección frente al contagio. De entre ellas podemos destacar los siguientes:

  • El Reino Unido ha hecho oficial que, frente a la variante delta (mayoritaria en estos momentos en todo el mundo), no se está observando diferencia alguna en la transmisión del virus entre personas vacunadas y no vacunadas.
  • Un estudio realizado en Vietnam llega a la conclusión de que las personas vacunadas pueden contagiar más que las no vacunadas porque llevan más carga viral.
  • La comparación entre la ratio de vacunación en diferentes países y los casos de Covid no encuentra ninguna correlación en otro estudio.
  • Otro estudio ha documentado la transmisión entre personas completamente vacunadas.
  • Singapur, con un 78% de la población completamente vacunada, ha sufrido un violento brote que duplica el de marzo de 2020.
  • Los datos del último Informe sobre Vigilancia de las Vacunasde la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido muestra que la ratio de contagios entre las personas con pauta de vacunación completa es, en estos momentos, el doble que entre las no vacunadas[16]
  • Hasta los estudios financiados por las propias empresas reconocen que la protección de la vacuna frente a contagios se pierde en pocos meses[17].

¿Por qué siguen adelante todas las medidas encaminadas a persuadir e incluso forzar a la ciudadanía a vacunarse cuando tantos datos confirman que la vacunación no evita lo más mínimo del contagio y, por ello, sólo protege a quien se la pone? Da la impresión de que los gobiernos están actuando automáticamente según un plan fijado hace meses que nadie se está molestando en corregir ni contrastar con datos científicos.

¿Seguras?

Vacuna de ARNm para la COVID19
Fotografía: Spencer B. Davis. Fuente: Pixabay.

Una vacuna, además de ser eficaz, debería ofrecer unas garantías de seguridad mayores que las exigidas a un medicamento, ya que, al ser administrada a personas sanas, puede poner en peligro la vida de personas que quizá nunca hubieran llegado a estar expuestas a la enfermedad. 

Hay ya una cantidad nada despreciable de médicos y científicos que afirman que las actuales vacunas contra la Covid están teniendo una cantidad de efectos secundarios que no son normales[18] ni asumibles[19]. La Dra. Lawrie lo declaróen junio de 2021 y, tanto el Dr. Malone, co-inventor de la tecnología de las vacunas del ARNm como el Dr. McCullough y el premio Nobel Luc Montaigner han expresado públicamente sus dudas. También el senador Johnson en EE. UU. ha mostrado públicamente que la tragedia de las víctimas de la vacunación es enorme y está siendo silenciada[20]. Y a nivel español más de cien médicos y profesionales de la salud remitieron recientemente una carta a la Ministra de Sanidadrechazando la vacunación en niños[21]

Dr. Robert Malone
El virólogo e inmunólogo Robert Malone, co-inventor de la tecnología de ARN mensajero. Fuente: rwmalonemd.com.

La mayor parte de los datos de efectos adversos se basan en los sistemas de seguimiento como el VAERS, Eudra Vigilance o la Yelow Card que son voluntarios y se sabe que suelen estar muy subestimados[22]. En Eudra Vigilanceno es sencillo extraer directamente datos del número de muertes atribuidas a las vacunas, pero algunas fuentes afirman que hay 26.000 muertes y más de dos millones de efectos adversos graves. La web OpenVAERS[23], que se basa en los datos del sistema VAERS, da la cifra de 15.937 muertes posiblemente causadas por estas vacunas en EE. UU.[23]. Aunque el número de muertes atribuidas a la propia Covid en EE. UU. alcanza las 700.000 personas, las cifras anteriores siguen siendo un precio muy alto que pagar por una vacuna. 

El hecho de que estas vacunas causen en un cierto número de casos efectos adversos tan graves[24] y frecuentes plantea un dilema ético de gran calado que no está suscitando el debate social ni político que debería tener. En estos momentos la vacunación es obligatoria en Indonesiaen Italia es necesaria para poder trabajar y en Francia, Israel, Lituania, Ontario(Canadá) y Nueva Gales del Sur (Australia) lo es para tener un mínimo de vida social. Se está persuadiendo a los jóvenes y niños, que apenas se benefician de ella, de que asuman un riesgo que puede poner en peligro su salud de por vida[25] y obligando al personal sanitario a elegir entre la vacunación o perder su puesto de trabajo. 

Hace unos años, la legislación europea prohibió fumar en bares y restaurantes, y una de las justificaciones argumentadas fue el hecho de que el humo del tabaco obligaba a los trabajadores a elegir entre perder su empleo o ser expuestos a una sustancia que podía ser dañina para su salud. ¿Por qué ahora no se aplican criterios similares?

Autoritarismo

Conspiranoia COVID. Ilustración: Matryx. Fuente: Pixabay.

El uso de pases Covid podía tener sentido hace unos meses cuando todavía no se sabía hasta qué punto las vacunas iban a resultar eficaces y seguras y se pensaba utilizarlas como cordones sanitarios para proteger determinados entornos. Pero, en estos momentos, ante la gran cantidad de datos que demuestran que no sirven para evitar contagios, ¿por qué no ha cambiado ese discurso que considera la vacunación una cuestión de interés público, de responsabilidad cívica, o, incluso, “un acto de amor”?

El empeño de los gobiernos en implantar pases Covid que ya no se justifican para frenar la enfermedad ha hecho pensar a muchos que el objetivo no es únicamente sanitario. Algunos hablan de que son medidas que pueden servir para preparar a la sociedad a aceptar en un futuro no muy lejano medidas de control social similares a las que ya han sido implantadas en China

Sea cual sea la razón de esta insistencia en imponer pasaportes sanitarios, la sociedad debe reaccionar ante cualquier intento de menoscabar la democracia y aprovechar la pandemia como excusa para sustituir el Estado de Derecho por regímenes autoritarios. Aunque el deterioro de la democracia era ya evidente antes de 2020, la pandemia ha servido para agravar la situación de modo extraordinario, hasta el punto de que amenaza con eliminar de un plumazo cosas que costó siglos conquistar como el derecho a la manifestación, la libertad de expresión, el trabajo, la libertad de movimiento, la seguridad o la igualdad ante la ley[26]. Cinco europarlamentarios de diversos países y grupos políticos han denunciado esto mismo hace unos días en comparecencia pública. Esperemos que el resto de la sociedad civil los siga. 

Vacunas moái y soluciones ivermectina

Gobierno mediante algoritmo. Icono de la algocracyen Wikipedia, con los colores de la bandera china. Autor del icono original: Geysirhead.

Cuando una sociedad está al borde del colapso lo peor que puede hacer es invertir los recursos que se están volviendo escasos en lo que llamo construir moáis[27]: falsas y costosas soluciones que sólo sirven para salvaguardar el poder de las élites y agotar aun más rápidamente los recursos. 

El capitalismo lleva décadas destruyendo la base ecológica y social que sostiene su propia existencia, lo que nos ha colocado al borde del colapso. Su obsesión por el crecimiento perpetuo no le deja aplicar otra cosa que las soluciones moái de siempre: reactivar el consumo y salvaguardar las ganancias del capital. Precisamente las políticas que aceleran el crecimiento y agotan más, si cabe, los recursos. 

Las vacunas que nos están vendiendo para solucionar la crisis de la Covid tienen todas esas características de las soluciones moái: son tecnologías caras, complejas y por tanto patentables, que transfieren miles de millones de dólares de dinero público a las cuentas de las empresas farmacéuticas y requieren un agotador esfuerzo de actualización. 

El interminable rosario de campañas de vacunación que nos ofrece la industria farmacéutica, es la peor distopía que se puede imaginar para un sistema de salud público. Hacer que la medicina se base en vender periódicamente algo a millones de personas sanas proporciona beneficios muy interesantes a las farmacéuticas, pero no es la mejor estrategia para una sociedad que se enfrenta a una crisis generalizada de recursos. Si queremos evitar el colapso de los sistemas de salud ante la doble amenaza de la crisis Covid y la crisis de recursos, lo primero que deberían hacer nuestras autoridades sanitarias es buscar todas las soluciones que pueden ofrecer los medicamentos ya conocidos y los hábitos de vida saludables que refuerzan el sistema inmune y, solo después de que estas soluciones sencillas se han aplicado, buscar tratamientos complejos.

Las empresas están interesadas en hacernos creer que sólo las soluciones que las benefician son capaces de solucionar los problemas a los que nos enfrentamos, pero eso no suele ser verdad. El movimiento ecologista sabe bien que existen tecnologías relativamente sencillas y eficaces como la agroecología, la arquitectura bioclimática o el urbanismo sostenible que serían capaces de solucionar grandes problemas de la humanidad utilizando muy pocos recursos. También sabemos que, si todas estas cosas no se están usando a gran escala, no es porque sean ineficaces, sino porque las dinámicas de acumulación del capital no permiten que se pongan en marcha.

La ivermectina y, en general, el tratamiento temprano de la Covid, son el equivalente a estas tecnologías que el ecologismo reivindica: una solución respaldada por la ciencia, pero relativamente sencilla y adaptada a un mundo de recursos menguantes. Una tecnología que, como la agroecología o las bicicletas, es denostada y despreciada por quienes quieren hacernos comprar soluciones mucho más patentables.

El negacionismo conspiranoico

El hecho de que el discurso oficial tenga cada día más grietas está haciendo ganar prestigio a quienes, desde un principio, denunciaron que todo ello era una operación de ingeniería social, es decir, la plandemia. Gran parte de ellos están ligados a ideologías de ultraderecha[28] (aunque no todos[29]) y suelen argumentar que el objetivo es imponer una dictadura “globalista” basada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible(ODS)[30] . Es habitual que califiquen de “socialista” y “ecologista” la dictadura que supuestamente se quiere imponer, argumentando que el ideal de la misma son los ODS, que están basados en objetivos de justicia social y medioambiental.

Este discurso suele derivar en lo que podemos llamar un negacionismo extenso, porque aplica la estrategia de negación a todos los grandes problemas (cambio climático, escasez de energía, alimentos, etc.) y puede convertirse en un discurso populista muy fácil que sirva para decir a la gente lo que quiere oír: “Los problemas no existen, son sólo un invento de las élites que quieren esclavizarte a través del miedo”. 

Plandemic
Logotipo del vídeo conspiranoico Plandemic. Fuente: Wikimedia Commons.

En los próximos años vamos a empezar a experimentar una escasez de energía y materias primas que todavía no ha sido asumida por la mayor parte de la ciudadanía. Es previsible que la respuesta de las élites ante esta escasez de recursos se base en medidas autoritarias que permitan mantener el crecimiento de cada vez menos personas a base del despojo de la gran mayoría. Y también es previsible que estas políticas elitistas se disfracen de “verde” y no hablen directamente de escasez sino de que “debemos cuidar el planeta” y “realizar una transición renovable”, lo cual es cierto, pero sólo es la mitad de la verdad[31].

Aunque los discursos conspiranoicos estén manipulados por la extrema derecha y se refugien en argumentos simplistas, no podemos dejar de reconocer que dan en el clavo en algunas cuestiones. No hace falta recurrir a conspiraciones extrañas para saber que el poder económico se ha concentrado de una manera escandalosa durante las últimas décadas al calor de las políticas neoliberales y no es muy desacertado decir que nos gobiernan las elites que controlan el sistema bancario y los fondos de inversión. No es descabellado pensar que el 1% que posee la mitad de la riqueza mundial es capaz de controlar casi toda la información que circula por las redes[32]. No hace falta ser muy sagaz para ver que algunas medidas de control que se han implementado van más allá de lo necesario para cuidar la salud de la población. También es difícil no ver que las compañías farmacéuticas nos han colado unas cuantas mentiras para hacernos creer que sus productos eran la única e imprescindible solución.

Protestas en Canadá contra las medidas anti-COVID. El cartel en la parte superior hace mención al NWO (Nuevo Orden Mundial), un clásico conspiranoico. Fuente: Wikimedia Commons.

El ecologismo tiene todas las papeletas para convertirse en un chivo expiatorio de todas aquellas personas que abracen este discurso negacionista extenso y vean en el cambio climático un intento de las élites de “fomentar el miedo” y crear una dictadura “ecologista y socialista” en lugar de problemas reales de falta de recursos y deterioro ecológico. Por eso la actitud del movimiento ecologista y colapsista frente a este negacionismo extenso es especialmente delicada e importante en estos momentos. El ecologismo debe dejar muy claro que, aunque reivindica la gravedad del cambio climático y la crisis energética, no apoya las eventuales medidas autoritarias que se puedan imponer para intentar resolver estos problemas a base de desigualdad, injusticia y control social.

El mundo se está volviendo muy complejo, como no podía ser menos ante el choque contra los límites. No podemos quedarnos con posicionamientos simplistas que dividen el mundo en tribus de rojos contra ultras y nos fuerzan a asumir cosas inaceptables por aquello de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. El mundo ecologista no puede permanecer ajeno a todas las preocupantes tendencias que se están incubando, tanto en torno al discurso oficial como en esos complejos movimientos conspiranoicos. Debemos atrevernos a entrar en todos estos temas y utilizar el debate abierto, basado en datos científicos y libre de prejuicios para separar las realidades de las fantasías y contrarrestar todas estas preocupantes tendencias que se están perfilando y no ayudan nada a superar la inevitable transición ecológica que tenemos que realizar.

Pepa Úbeda.

Notas

[1] Merette fue la primera médico en utilizar ivermectina para el tratamiento de la Covid19.

[2https://covid19criticalcare.com/covid-19-protocols/i-mask-plus-protocol/,  https://aapsonline.org/mccullough-protocol-3-page.pdf,
https://vladimirzelenkomd.com/treatment-protocol/.

[3https://www.youtube.com/watch?v=QAHi3lX3oGM,
https://covid19criticalcare.com/senate-testimony/.

[4] La seguridad de la ivermectina se ha comprobado en un estudio a dosis 10 veces superiores a los 0,2mg/Kg utilizados habitualmente para el Covid. La OMS lleva años recomendando la ivermectina para algunas parasitosis. 

[5]

[6] La tardanza en aprobar el uso de ivermectina contrasta con la velocidad con se aprobó el medicamento patentado por Gilead, Remdesivir, para el tratamiento de la Covid con sólo dos ensayos clínicos que no mostraban mejora en la ratio de mortandad sino únicamente, en el tiempo de hospitalización. La propia ivermectina fue aprobada para su uso contra la sarna con 6 ensayos clínicos.

[7] El Dr. Omura, que recibió el premio Nobel por descubrir la ivermectina, ha realizado una revisión y se ha manifestado públicamente a su favor y el Dr. Luc Montaigner, también premio Nobel de medicina, habla de ella como alternativa a las vacunas.

[8] Entre ellos destacan los miembros de la FLCCC liderados por el Dr. Paul Marik y la doctora Theresa Lawrie, directora de la consultora The Evidence Based Medicine Ltd. y fundadora del grupo BIRD.

[9https://www.francesoir.fr/societe-sante/martinique-soins-palliatifs-covid-19https://www.bitchute.com/video/cLZ3s6spE6k3/https://www.realclearscience.com/articles/2021/10/07/the_problems_with_censoring_doctors_over_their_covid-19_stances_797819.html.

[10] La FLCCC ha denunciado en varias ocasiones la obstrucción de la FDA y la NIH y el grupo BIRD, de la EMA. La ivermectina ha sido prohibida en Australiapara el tratamiento del Covid. La Indian Bar Association, una asociación de abogados indios, se ha querellado contra la directora adjunta de la OMS por desaconsejar el uso de la ivermectina en su país. Más:
https://bird-group.org/horse-dewormer-or-nobel-prize-winning-medicine/https://www.youtube.com/watch?v=PuK_Ywb1JQE,
https://www.realclearpolitics.com/articles/2021/03/10/censorship_kills_the_shunning_of_a_covid_therapeutic_145376.html.

[11] La promoción del algodón transgénico en India y la leche maternizada en África son dos ejemplos bien conocidos.

[12] En España se ha hablado de los tratamientos hospitalarios (para las últimas fases de la enfermedad) como el Remdesivir o los corticoesteroides, pero son escasísimas las menciones a los tratamientos tempranos. 

[13] En EE. UU. se pueden ver debates entre profesionales de la medicina y abundan las controversias en medios de comunicación. Algunos ejemplos: https://www.youtube.com/watch?v=gJn_BvwDywo,
https://www.youtube.com/watch?v=tVxK1W7JUJs,
https://www.youtube.com/watch?v=9ss0RGFhGZg,
https://www.youtube.com/watch?v=plXSrEWAfGg.

[14] Twitter ha cerrado las cuentas de Tess Lawrie, el grupo BIRD y Juan Chamie (analista de datos y miembro de la FLCCC). Pierre Kory, Robert Malone, Peter McCullough, Mobeen Syed y Sathoshi Omura han visto retirados varios contenidos suyos de YouTube y Facebook. En estos momentos YouTube ha decidido censurar todo lo que considera “desinformación” sobre las vacunas. Youtube ha censurado también el discurso a favor de la ivermectina del premio Nobel, Dr. Omura.

[15] A todo ello hay que sumar los constantes cambios e incoherencias de los mensajes oficiales respecto a cosas como el uso de mascarillas, el peligro que corren los niños y jóvenes, la transmisión de las personas vacunadas, etc.

[16] En lo que respecta a la capacidad de las vacunas para evitar los síntomas de la enfermedad el mismo informe del Reino Unido sí observa reducciones en las ratios de hospitalizaciones y muertes en las personas vacunadas, pero la correlación entre las ratios de vacunación y las muertes por Covid entre países no es en absoluto evidente (quizá debido al hecho de que muchos países de escasos recursos y bajos niveles de vacunación están utilizando tratamientos tempranos) y la protección disminuye con el tiempo: https://www.ynetnews.com/health_science/article/bytq34n0uhttps://www.normanfenton.com/post/comparing-age-adjusted-all-cause-mortality-rates-in-england-between-vaccinated-and-unvaccinated,
https://www.timesofisrael.com/hmo-those-who-inoculated-early-twice-as-likely-to-catch-covid-as-later-adopters/Algunas voces están hablando de un escenario bastante negro si aparece el Antibody-Dependent Enhancement of disease o enfermedad provocada por anticuerpos (ADE) que haría que las personas vacunadas no solo no estuvieran protegidas contra los peores síntomas de la enfermedad sino que tuvieran, incluso, más riesgo. Se piensa que esto puede estar sucediendo en las personas vacunadas hace tiempo, pero los datos todavía son escasos.

[17https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)02183-8/fulltext,  https://edition.cnn.com/2021/10/06/health/pfizer-vaccine-waning-immunity/index.html,  https://trialsitenews.com/major-icmr-study-of-indian-healthcare-workers-reveals-covid-19-vaccine-antibodies-wane-within-2-months-for-covaxin-3-months-for-covishield-astrazeneca/.

[18] En el Reino Unido se observa que son cuatro veces mayores a la suma de los observados en los últimos 11 años y en EEUU mayores que los observados durante 30 años.

[19] El mecanismo de las vacunas que parece causar los daños más graves es la propia proteína espiga (spike) que ha sido usada como antígeno en todas las vacunas fabricadas hasta la fecha y ha demostrado ser citotóxica: https://www.australiannationalreview.com/health/doctor-on-covid-vax-we-screwed-up-we-didnt-realize-the-spike-protein-is-a-toxin-does-this-mean-everyone-vaxinated-is-manufacturing-their-own-spike-protein-toxins-in-their/https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIRCRESAHA.121.318902https://doctors4covidethics.org/wp-content/uploads/2021/08/Complement-activation-and-vaccines.pdf,
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S221475002100161Xhttps://doctors4covidethics.org/leaky-blood-vessels-an-unknown-danger-of-covid-19-vaccination/. Se cree que esta proteína es responsable de los daños vasculares y se ha constatado que viaja por el torrente sanguíneo creando micro-trombos y que el material utilizado como portador se acumula especial en los ovarios: https://doctors4covidethics.org/the-pfizer-mrna-vaccine-pharmacokinetics-and-toxicity/https://www.lifesitenews.com/news/pfizer-vp-vaccination-women-is-stupid-infertility/. De hecho, la cantidad de mujeres que sufren desarreglos menstruales tras la vacunación es elevadísima: https://www.consalud.es/pacientes/especial-coronavirus/miles-mujeres-notifican-alteraciones-menstruales-recibir-vacuna-covid-19_100086_102.html,  https://trialsitenews.com/are-covid-19-vaccines-adversely-impacting-womens-menstrual-cycles/. También resultan muy graves las miocarditis y pericarditis detectadas en jóvenes y niños vacunados: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34614329/https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2352906721001603https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0146280621002267https://www.medscape.com/viewarticle/954038. En un estudio israelí se encuentran en 1 de cada 10.000 jóvenes entre 16 y 29 años, algo que resulta especialmente sangrante, porque las posibilidades de morir o de sufrir efectos adversos graves por Covid son muy bajas para jóvenes y niños.

[20] El proyecto israelí Testimonies está realizando una campaña para visualizar efectos adversos de las vacunas que son frecuentemente silenciados.

[21https://www.thelancet.com/journals/lanchi/article/PIIS2352-4642(21)00066-3/fulltext,  https://www.nature.com/articles/d41586-021-01897-w. Algunos países como Suecia han decidido no vacunar a los menores. El Dr. McCullough ha llegado a calificar estas vacunas como los agentes biológicos experimentales más tóxicos de la historia de la medicina y el Consejo Asesor sobre Vacunas del Reino Unido se mostró en contra de esta medida, pero el gobierno británico ha seguido adelante con ella. 

[22] Se puede intuir que existen muchos casos sin notificar porque existen países que prácticamente no reportan casos mientras el 14% de los reportes vienen de Países Bajos (que sólo tiene el 3% de la población de la UE).

[23El web de OpenVAERS afirma haber sido creado por familiares de personas afectadas por las vacunaciones y se dedica a recopilar y presentar de forma sencilla los resultados del sistema VAERS del sistema de salud norteamericano.

[24] Ante el gran volumen de efectos adversos reportados por las vacunas en el Institut Català de Farmacologia, este solicitaba que se reportasen sólo los siguientes efectos adversos: anafilaxis, arritmia, quiebra cardíaca, cardiomiopatia de estrés, enfermedad arterial coronaria, miocarditis, muerte repentina o muerte de cualquier causa, síndrome de Guillain-Barré, encefalomielitis diseminada aguda, narcolepsia, convulsión generalizada, meningoencefalitis, mielitis transversa, parálisis facial de Bello, vasculitis cutánea, eritema multiforme, microangiopatia, alteraciones de la coagulación (tromboembolias y hemorragias), trombocitopenia idiopática, artritis aséptica aguda, síndrome del aprieto respiratorio agudo, COVID-19 (enfermedad aumentada después de la inmunización), anosmia y ageusia y daño hepático o renal agudo. 

[25] Además, estas vacunas están siendo administradas en España ilegalmente, ya que no se está exigiendo consentimiento informado ni se está dando información adecuada sobre los efectos adversos de las mismas.

[26] En Australia la difusión de manifestaciones en contra de los confinamientos está penalizada. El tiempo de confinamiento domiciliario supera ya los 8 meses en varios periodos, se están probando sistemas de reconocimiento facial y se ha prohibido el uso de la ivermectina. Italia ha prohibido también que se realicen en los centros urbanos manifestaciones de protesta contra la exigencia del certificado de vacunación, la cuales se identifican cada vez más en los medios como manifestaciones «antivacunas». Letonia ha dejado a sus parlamentarios no vacunados sin sueldo y sin derecho a voto.

[27] Por analogía con lo que hicieron los habitantes de la Isla de Pascua, que acostumbraban a construir grandes estatuas de piedra y, cuando empezaron a entrar en dinámicas de colapso, no sólo no dejaron de construirlas, sino que construyeron las más grandes.

[28César Vidal, vinculado a movimientos evangélicos, Lorenzo Ramírez(vinculado a medios como Liberad DigitalOK diario y 13TV

[29] Josep Pàmies y Teresa Forcades, por ejemplo, fueron críticos desde el inicio y están ligados a ideologías de izquierda anticapitalista.

[30] Que se materializaría en los planes enunciados en la iniciativa El Gran Resetdel World Economic Forum.

[31] Antonio Turiel ha denunciado recientemente esa tendencia bautizándola como “negocionismo”.

[32] Como también argumenta Ángeles Maestro en su articulo “Políticas de exacerbación del miedo y censura en la gestión del Covid”.

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